viernes, 26 de diciembre de 2008

DOS MELODIAS HEBRAICAS

Estas dos canciones de Maurice Ravel fueron escritas en 1914 en San Juan de Luz. La primera de ellas, “Kaddisch” está edificada sobre un texto en arameo de un libro de oraciones judío; “L’enigme éternelle” está basado en un poema tradicional en yiddish. Fueron interpretadas por vez primera en junio de 1914 por Alvina Alvi, con Ravel al piano. El propio Ravel orquestó ambas piezas en el período 1919-1920.
El texto de L'Énigme éternelle puede ser hallado en Lied and Art Song Texts Page .
Ravel ya había compuesto anteriormente una canción hebrea, Chanson hébraique, dentro de sus Chants populaires.


A propósito del texto y de la función litúrgica del Kaddish tradicional Boaz Tarsi escribió lo siguiente:

"Escrito en una mezcla de hebreo y arameo, el Kaddish es un texto de no más de media página de extensión, inicialmente magnificando y glorificando a Dios, así como expresando el deseo de una pronta llegada de la era mesiánica. Inicialmente era recitado en los servicios de la sinagoga tras las secciones principales de la liturgia o al comienzo de tales secciones. Hay cuatro tipos principales de Kaddish en la sinagora [habiendo incluso un quinto tipo recitado en el cementerio], y cada uno contiene una versión ligeramente diferente del texto. En la mayor parte de las ocasiones el oficienta del servicio canta el Kaddish, con algunas partes a las que responde en coro la congregación. Las dos excepciones principales son las del Kaddish recitado por el público durante el duelo o en el aniversario de un fallecimiento (Kaddish Yatom), y el Kaddish recitado tras una sesión de estudio (Kaddish Derabannan). En estas ocasiones el Kaddish habitualmente no se canta, sino que se recita en voz alta por el cortejo fúnebre o aquellos que terminaron una sesión de estudio”
(Boaz Tarsi, “Observaciones sobre las prácticas del Nusach en América”, Asiam Music, Vol. XXXIII-2, 2002).

José van Dam interpreta el Kaddish:



El Dr.Tarsi nos proporciona la siguiente traducción aproximada del texto del Kaddish utilizado por Ravel:
Magnificado y santificado sea el nombre de Dios en todo el mundo que Él ha creado de acuerdo a Su voluntad. Que establezca Su reino durante los días de nuestra vida y la vida de todos rápido y pronto, y nos permita decir Amén. (Aquí, generalmente, se produce uma respuesta de los congregados, omitida en la versión de Ravel). Exaltado y glorificado, loado y alabado, aclamado y homrado sea el nombre del Sagrado, bendito Él sea, alabado más allá de todas las bendiciones e himnos, más allá de todos los tributos que los mortales puedan expresar, y nos permita decir Amén.


Partitura para voz y piano del Kaddish y L'enigme éternelle:

Deux mélodies hébraïques

miércoles, 17 de diciembre de 2008

KLEZMER, DE JOANN SFAR


Joann Sfar es el autor de esta serie de cómics titulada Klezmer. Los dos primeros números están editados en español por la editorial Norma. El tercero todavía no se encuentra traducido.

Cuenta la historia de un grupo de músicos que se van encontrando por el camino, todos ellos marginados del resto de la sociedad, y como sobreviven tocando música klezmer para entretener a la gente de los pueblos por los que van pasando.

Describe la música a través de las imágenes de forma que parece que se está escuchando la música realmente.

En la historia hay un momento que un rabino llama a su mesa a uno de estos músicos para compartir con él su vodka y le dice: ¡Gracias a usted nos hemos divertido! ¡Y esto no ocurre siempre! Mire, perdóneme, pero ya soy viejo y digo las cosas tal como las siento. Nuestros queridos músicos conocen muy bien sus canciones y tienen muchos instrumentos. Dios les bendiga. Siempre están ahí cuando les necesitamos pero me aburren enormemente. Perdóneme, sin duda es el alcohol... oigo más música en su armónica que en todos sus instrumentos. Porque usted nunca sabe de antemano qué nota va a tocar en el momento siguiente. Si toca mil veces la misma melodía, las mil veces será única.

Al final del primer libro dice sobre el klezmer:

* Cuando los hombres sienten que no se les quiere, inventan el blues o la música manouche (jazz gitano) o el klezmer.

*Que el klezmer se interprete aún actualmente, y con mucha energía, y con gran participación de músicos y espectadores no judíos, es una suerte. Significa que mucha gente está dispuesta a cargar con una pequeña parte de la memoria judía junto con los judíos. Y así, de golpe, el klezmer deja de ser una música hecha por los judíos para los judíos.

*A los músicos que deseen añadir a su repertorio temas klezmer, podemos darles una buena noticia: no se trata de "música culta". Para aquellos que acepten acomodarse al ritmo a contratiempo, el acompañamiento me parece tan comprensible como el del blues. Las melodías consisten a menudo en temas bastante cortos y fáciles de memorizar, que se repiten hasta la saciedad, cambiando el ritmo según la inspiración. Finalmente, no falta más que contratar un clarinetista o un violinista y dejar que ellos hagan todo el trabajo. (No culparé a los puristas que juzguen incompleta esta presentación, y les aconsejo que compren sin vacilaciones el método de henry Sapoznik, publicado por la editorial norteamericana Tara, titulado "The compleat Klezmer". Todas las grabaciones contenidas en el cd son históricas. En particular puede escucharse al increíble clarinetista Naftule Brandwein).

*La idea de hacer un cómic musical me interesa enormemente porque el cómic es el mundo del silencio. (...) Al igual que el teatro, el cómic exige mucho a sus espectadores. (...) A pesar de estas consideraciones sobre la melodía silenciosa del dibujo, ahora debo citar mis fuentes: Las canciones evocadas en este libro forman parte de los temás más interpretados del repertorio klezmer. A continuación daré las referencias de los discos en los que se pueden escuchar:

...debe parecerse a algunos temas del álbum Limonchiki, de la Amsterdam Klezmer Band...

...In Odess, es obra de Aaron Lebedeff. Existe una versión extraordinaria en el álbum Kasbek, klezmer à la russe...

...Belz, puede escucharse en el disco Yankele, de Moshe leiser, Avi Flammer y Gerard Barreaux...

...Tumbalalaika... pienso en la hermosa voz de la cantante de la Maxwell Street Klezmer Band. En su disco You should be so lucky se encuentra también una versión embriagadora de Shein Vi Di Levoneh, la canción del cabaret de los marinos





A continuación fragmento de la actuación en directo de la Maxwell Street Klezmer Band durante la Hanuká Dinner and Concert el 4 de Diciembre de 2008.

lunes, 15 de diciembre de 2008

JOANN SFAR



Dibujante y guionista de cómic nacido el 28 de agosto de 1971 en Niza, se licencia en Filosofía. Completa su formación en la Escuela nacional superior de Bellas Artes de París, entrando en el estudio de Pierre Carron.

La introducción de Sfar en el mundo del cómic se produce por dos vías totalmente diferentes, pero simultáneas. Por un lado, encuentra trabajo como guionista en la editorial Delcourt, donde demuestra un gusto formidable a la hora de narrar. Por el otro, escribe y dibuja obras para la editorial de cómic independiente L'Association, donde explica historias menos convencionales con un dibujo aparentemente desenvuelto, más interesado en la narración espontánea que en malgastar la energía de la inspiración realizando "dibujos bonitos".

Debuta en 1994 con el álbum Les aventures d´Ossour Hyrsidoux y con varias historias en la revista Lapin, editada por L´Association, la cual le editará asimismo algunos álbumes de pequeño formato en la colección Patte de Mouche.

“Empecé a mandar proyectos con quince años; uno al mes, a todos los editores. Siempre dibujé tres páginas al día desde muy niño. Casi nunca me contestaban, pero de repente, Dargaud, Delcourt y L'Association me llamaron a la vez. Ante la oportunidad de trabajar con esas tres editoriales que yo apreciaba, porque siempre había sido lector de underground y de mainstream, empecé a desarrollar tres estilos algo distintos”.

En 1996 lanza su primer álbum en color, Petrus Barbygère, con Pierre Dubois, para la editorial Delcourt; para la misma, a partir de 1996 guioniza Los Potamoks, con dibujos del español José Luis Munuera y Troll, ilustrado por Jean-David Morvan.

En 1997 realiza La fille du professeur para Dupuis, con dibujos de Emmanuel Guibert, y al año siguiente produce como autor íntegro la novela gráfica Paris-Londres para Dargaud.

En 1999 crea, de nuevo en solitario Les dossiers du professeur Bell y, para los lectores más jóvenes, Petit Vampire –a la que se incorpora en el 2000 una serie "hermana", Grand Vampire- y, de nuevo con José Luis Munuera al dibujo, Merlin; todas ellas para Delcourt. El mismo año ve iniciar su colaboración con Lewis Trondheim en la pronto popularísima La Mazmorra, en la que ambos autores comparten mano a mano las tareas de guión y dibujo.

En 2001 vuelve a trabajar con Guibert en Les olives noires, para Dupuis, protagonizada por un niño en la Judea de los tiempos de Jesucristo.

En 2002 es el turno de Socrate le demi-chien con dibujos de Christophe Blain, para Dargaud, y muy especialmente, para la misma editorial y de nuevo como autor completo, un homenaje a sus raíces judías con El gato del rabino, historia de las relaciones entre el rabino titular y su gato, un animal capaz de hablar y razonar como los humanos, que le valdrá tres premios en el Salón de Angoulême 2003 y otros galardones. Sfar es asimismo directo de una colección de libros juvenil, Bréal Jeunesse, de la cual es autor de algunos títulos.

La palabra clave de la obra de Sfar es sin duda "familia". No conoció a su madre, que era cantante, el tiempo suficiente como para tener recuerdos de ella y muchos afirman que sus personajes femeninos tienen ecos de esa madre "fantasma". Perdí a mi madre a la edad en la que uno encuentra satisfacciones en el dibujo. Tenía tres años y medio y, desde entonces, de manera muy obsesiva, dibujo.

La obra de Sfar va por libre, de un modo talentosamente autosuficiente, con una unidad que sólo se puede encontrar en las preocupaciones personales del autor: la virilidad, la feminidad, Dios, el arte, la política, la historia, la filosofía, la literatura, el cine, las culturas de los países que visita, la música... Erudito, interesado en diversas culturas e ideas, Sfar, más allá del “noveno arte”, ha desarrollado una obra sorprendentemente extensa y atractiva

Se educó en las culturas judías askenazí y sefardita. Aprendió hebreo y los principios de la Torá. Sfar es un apellido procedente de “sofer” (escriba, en hebreo).



En un testimonio que Joann Sfar ofreció a las revistas BDK y DVD francesas, especializadas en el sector del cómic, señalaba:

Tus tebeos están impregnados de judaísmo...
Joann Sfar
: Sí, se me pega, es agobiante. Además, siempre hablo de eso, es igual que mis cinco kilos de más. Bueno, siete. En fin, ocho y se acabó. Evidentemente, cada dos minutos algo me recuerda que soy judío.

¿Algunos de tus álbumes, los más recientes, son didácticos?
Joann Sfar:
Espero que no. Sólo me apetece dar a conocer esta religión, para evitar los eternos tópicos. Cuando la gente oye la palabra judío, se imaginan enseguida sionismo y Sharon. Socorro: ¡Tenemos derecho a existir! Estuve dos veces en Israel en mi vida. No es mi culpa si Ariel Sharon es un tío malo. La mayoría de los israelíes tratan de vivir normalmente y se vuelven locos con las bombas. No tienen más proyecto político que cualquier francés. Los israelíes no tienen vocación de oprimir a las poblaciones árabes. Yo ya estoy harto de que me pidan cuentas por los gestos del gobierno israelí. No soy israelí, soy judío y ni lo hice a propósito. Como francés, puedo sentirme culpable de la elección de Chirac, porque lo voté por segunda vez. Pero no soy elector israelí.

¿Normalmente evidencias tus opiniones políticas?
Joann Sfar
: Bueno, no puedo ser de derechas, porque no puedo ser nostálgico del pasado, pero tampoco puedo ser de izquierdas, porque no tengo fe en el futuro. El principio de la izquierda está basado en la esperanza de una sociedad mejor, y no creo en ello. Después de dos mil años, siguen existiendo organizaciones musulmanas que no aceptan que se tomen en foto a las mujeres sin su chador para el carné de identidad. Esas personas están dispuestas a aceptar las ventajas de una sociedad laicista, pero no los inconvenientes, es decir abandonar un poquito de su individualismo cultural para una vida en común. Dar una oportunidad a los de fuera, es permitir que se emancipen en un espacio público, sin símbolos religiosos. Si me hubieran puesto la kippa para ir a la escuela, no sería ahora el mismo hombre, estaría menos a gusto conmigo. Tener respeto por la gente que llega de Maghreb y que vive en suelo francés, es protegerla de los depredadores barbudos, que quieren utilizar su fe con metas políticas. La religión, es para casa y ya está. Bueno, estoy desesperado, ¡pero soy un humanista! Tengo la misma visión tragicómica del mundo que René Goscinny, en Le petit Nicolas. La vida es desesperante, pero ¿qué hacemos? Bebemos chocolate, nos divertimos e intentamos limitar los excesos. No soy nihilista. No creo en el Apocalipsis, sino más bien en la permanencia del exceso. Para mí, la idea de no tener mucha esperanza en el futuro, no significa no tener nada que dar en el presente.







domingo, 14 de diciembre de 2008

ISACAR

Isacar fue el noveno hijo del patriarca Jacob y la matriarca Lea. Cuando se dividió el antiguo Reino de Israel, a Isacar le correspondió al Este el Jordán, al Sur la segunda mitad del territorio que le habían asignado a Manasés y por el Oeste alcanzaba el Mediterráneo.
Marc Chagall concibió las tonalidades que describen al pueblo judío y las plasmó en las 12 vidrieras que representan a las 12 Tribus de Israel tal como son descritas en Génesis 49 y Deuteronomio 33, ideadas para la Sinagoga del Centro Médico de la Universidad Hebrea de Hadassah (Jerusalén) en 1962. Las vidrieras fueron un obsequio deseinteresado de Chagall a la Hadassah (Organización Sionista Femenina de los EEUU) con motivo del 50º aniversario de su fundación. En cada una de las vidrieras, el pintor judío de origen ruso plasmó la personalidad de cada uno de los descendientes de Lea y Jacob, a partir de quienes surgieron las 12 tribus de Israel.

“Isacar es como un asno de fuertes huesos,
reclinado entre las alforjas.
Cuando vió cuan seguro, y cuan agradable era el país,
Dobló su hombro bajo la carga.”

Desde 1959, y durante dos años, Chagall y su colaborador Charles Marq trabajaron en este proyecto. Y estuvieron presentes el día de la inauguración del templo, en el transcurso de cuyo acto dijo:

“Mi deseo, al realizar este presente, es extender mi mano también, al mundo de la cultura, a los poetas y artistas de los pueblos vecinos”.

Los tonos predominantes de cada vidriera fueron extraídos de las bendiciones de Jacob y Moisés, así como de la descriipción del ephod (cobertura de lino fino, corta y sin mangas que se ponen los cohenim -sacerdotes- sobre todas las demás) del sumo sacerdote, en Éxodo 28:15, el cual fue pintado en oro, azul, púrpura y escarlata. Además, poseía 12 gemas, incluyendo la esmeralda, turquesa, zafiro, azul jacinto, ágata, berilo, lapislázuli y jaspe.

La de Isacar, concretamente, está realizada en verdes y representa una raza de agricultores que valoran el trabajo duro, marcados por la esclavitud.

Sobre las vidrieras, el propio Chagall decía:"Para mi, la vidriera de una iglesia es la pared transparente que separa mi corazón del corazón del mundo. Una vidriera parece sencilla: materia, luz. Para una catedral o para una sinagoga es lo mismo: algo místico entra por la ventana”.

Las vidrieras tienen su origen en Bizancio, pero alcanzaron su punto culminante con la arquitectura gótica de occidente. Las más antiguas que se conservan son las de la Catedral de Augsburgo (1050-1150). La técnica de la vidriera plantea elevadas exigencias, tanto al artista como al maestro vidriero que debe llevar a la práctica los bocetos.







Durante la Guerra de 1967 cinco de las ventanas resultaron seriamente dañadas por los bombardeos y disparos del ejército jordano, y el propio Chagall tuvo que regresar a Jerusalén para reconstruirlas y repararlas. En la vidriera verde de Isacar, que simboliza la tierra de Galilea, permanece el agujero en blanco de un proyectil en una de sus esquinas inferiores, dejado allí a propósito por Chagall como recuerdo de los acontecimientos.






“¿Qué sucede cuando la luz y la tierra de Vitebsk, mi ciudad natal, y de miles de años de diáspora se funden con la luz y la tierra de Jerusalén?
Por lo que sé, en mi trabajo no sólo me han guiado mi mano y los colores, sino también la querida mano de mis padres y la de muchos otros que, con sus mudos labios y sus ojos cerrados, susurraron detrás de mí que querían compartir mi vida.

Me parece como si vuestros movimientos de resistencia trágica y heroica en los guetos y en la guerra en Europa se hubiesen unido, en esta tierra, con las flores, los animales y los festivos colores que yo empleo...

Nuestra época renuncia a ver el completo organismo del mundo y se contenta sólo con una pequeña parte de su piel; por eso mi corazón se aflige al observar este gran cuerpo que es el mundo en su ritmo eterno, y sale fortalecido mi deseo de ir contra corriente del espíritu de nuestra época.

Se me antoja que los colores y las líneas fluyen como lágrimas de mis ojos, aunque no llore. Y no penséis que estoy hablando así en un momento de debilidad. Al contrario, cuantos más años me toca vivir, más absolutamente seguro estoy de lo que quiero y de lo que digo.

Sé que mi camino vital es a la vez eterno y corto. Y aprendí, ya en el vientre de mi madre, a recorrer este camino más por amor que por odio.

Las ideas anidan en mí desde hace ya muchos años, desde el tiempo en que mis pies pisaron esta Tierra Santa, cuando diseñé los grabados para la Biblia.

Esas ideas me han fortalecido y animado a ofrecer mi modesto regalo al pueblo judío, que ha vivido aquí miles de años atrás, junto al resto de los pueblos semíticos.

Y lo que hoy se designa con el nombre de arte religioso, lo he querido crear reuniendo en mi recuerdo también las grandes y antiguas creaciones de los pueblos semíticos. Espero con ello tender mi mano a los pueblos circundantes, a sus poetas y artistas, a todos para quienes sea querida la cultura humana.
He visto las montañas de Sodoma y del Neguev, de ellas proceden las sombras de nuestros profetas, con sus vestidos color pan seco; he escuchado su arcaico lenguaje... Con sus palabras mostraron la manera de conducirnos en la tierra y nos instruyeron en el contenido moral de nuestra vida. Me infunde ánimos y esperanza pensar que mi modesto trabajo va a permanecer en esta tierra, que es la de ellos”.


(6 de Febrero de 1962. Marc Chagall, sobre las vidrieras que realizó para Israel)